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En Honduras "Somos Diferentes"

...un pais con gobiernos comprometidos donde la corrupción campea en todos los ámbitos de la sociedad y el crimen opera impunemente en complicidad con la policia y los organos de justicia, una sociedad controlada por unos pocos grupos economicos y manipulada por un terrorismo mediatico sin precedente.


jueves, 8 de mayo de 2008

Tecnicas de la Desinformacion - Introduccion

Hoy en día la opinión pública constituye un elemento fundamental para la estabilidad o inestabilidad del sistema. Y en una sociedad mediática “la opinión pública se forma día a día mediante el continuo bombardeo de los medios de comunicación. Será verdad lo que éstos tengan por verdad. Lo que no está en la prensa no existe, y lo que existe es sólo bajo la forma en que en ella aparezca.” La importancia de los medios da lugar, por una parte a su fuerte control por los poderes pero, al mismo tiempo, a la necesidad de que este control pase desapercibido para mantener la apariencia de libertad de información, imprescindible para que se pueda considerar una sociedad como democrática. Un tercer aspecto es el hecho de que la mayoría de los medios sean empresas, de lo que se derivan objetivos comerciales que también van a influir en su línea informativa. El resultado de la conjunción de estos tres objetivos es la configuración de un sistema de manipulación amplio y sutil, a veces contradictorio, pero que en general más que informar pretende imponer una realidad a través de opiniones y valoraciones presentadas como verdades incuestionables.
La subjetividad es inevitable en cualquier producto cultural por lo que, incluso pretendiendo dar una visión neutra e imparcial de la realidad, esta nunca podrá ser totalmente objetiva. La mejor manera de aproximarse a la objetividad es mostrando la realidad desde diferentes puntos de vista, recogiendo información sobre un mismo tema a través de fuentes distintas y en diferente posición sobre el mismo. Pues es precisamente en este punto donde reside un primer y fundamental elemento de manipulación de los medios: su pretensión de objetividad, el engaño de ofrecernos su visión de la realidad como si se tratara de la realidad misma, y ocultando siempre qué intereses defienden. Para hacer una lectura crítica de la información, supuestamente objetiva, es fundamental conocer los intereses a los que responden quienes te ofrecen esa información. La “realidad virtual” construida por los medios es pues parcial y sesgada. Generalmente estos dan cobertura y prioridad a los puntos de vista de los que ostentan los poderes político y económico (empresas, grandes partidos políticos, gobierno, grandes sindicatos, etc.) en cambio la visión, valoración, opiniones e intereses de los jóvenes, ancianos, trabajadores, enfermos, estudiantes, presos, mujeres, inmigrantes, administrados, organizaciones populares,... son casi siempre silenciados, marginados o deformados.
La desinformación siempre es sistemática, preparada y diseñada de manera consciente y controlada. La complejidad del proceso de elaboración de la información, y el basto campo de donde se puede recopilar hace que muchas veces la desinformación sea fruto de la incompetencia del/a periodista por desconocimiento de un tema, por falta de tiempo y espacio, por sus prejuicios o los del/a redactor/a, por aplicar esquemas de trabajo demasiado simplistas o sensacionalistas, etc. Pero, qué duda cabe, en muchos otros casos existen campañas de desinformación que responden a intereses económicos o políticos claros, del medio o de los grupos empresariales que lo financian y sostienen.
La gran mayoría de las noticias son distribuidas a traves de la radio y television local. Éstas desde un principio seleccionan una pequeña parte siendo el 90% por ciento de la información rechazada. Es decir, que lo que se pone en nuestro conocimiento es sólo una pequeña fracción de lo que ocurre en el pais. Se hace necesario por tanto conocer qué criterios de selección son usados para la discriminación de información y a qué intereses pueden responder. No olvidemos que la mayoría de estas radioemisoras y televisoras están en manos de grupos de mucho poder político, que además suelen estar estrechamente vinculadas a importantes grupos financieros en contacto directo con los gobiernos de turno. Lógicamente, no tienen interés en que se produzcan cambios sociales ni por supuesto en dar a conocer noticias y situaciones que pongan de manifiesto los peligros y aspectos negativos del sistema o cuestionen su validez. Pero no sólo estas empresas influyen en la información (son sólo el primer filtro) sino que también lo hacen los bancos que financian los medios de comunicación, las corporaciones que poseen dichos medios, las empresas que tienen acciones o que sustentan el periódico mediante la publicidad. Y no se trata sólo de empresas: por ejemplo, el mismo Estado hondureño es el anunciante que más dinero aporta a los medios nacionales, en concepto de publicidad (pagada con dinero público); de ese modo indirecto puede “castigar” o “premiar” a los medios adversos y a los afines.
Finalmente, la misma línea ideológica de los periodistas y redactores, es decir: sus prejuicios, su corporativismo, su excesiva especialización, su fidelidad empresarial y su tendencia hacia la autocensura influyen también en la orientación de la información. La desinformación procede pues de numerosos filtros y sesgos, sin que ninguno de ellos en particular, sino todo el proceso sea la causa de que la información nos llegue manipulada y deformada, e incluso a menudo conscientemente tergiversada. Pues no sólo en el qué se publica, sino también en el cómo se publica está la desinformación. De vez en cuando aparecen noticias críticas y discordantes en los medios. Pero por regla general no suponen más que “fisuras controladas” que dan credibilidad al medio dotándole de una apariencia plural e independiente, y que son sobradamente contrarrestadas por un aluvión de información de signo contrario (que responde a los diversos intereses de poder) o por una presentación que les imprime un carácter lejano y anecdótico. Además, la mayoría de esta información discordante, realmente crítica, aparece en forma de opinión (columnistas, “cartas al director”, etc.), lo cual relativiza su importancia.
Este dossier no se va a centrar en las causas u orígenes de la desinformación (estructura empresarial del proceso mediático, intereses político-económicos, etc.) sino en las formas en que se lleva a cabo esa desinformación sobre el papel, bajo la aparente objetividad y exhaustividad del periódico.
Las técnicas de manipulación que se recogen aquí son sólo algunas gotas de agua de toda una corriente que tergiversa la realidad. Pero aún así, consideramos importante aprender a defendernos de los medios, a mirar lo que hay detrás de su fachada (leer las noticias “del revés”) para, al fin y al cabo, plantearnos ya la exigencia y la necesidad de tener una información al servicio de nuestros intereses, y no en contra de ellos.
El presente dossier está estructurado en tres partes. En la primera nos centramos en cómo se organiza y jerarquiza la información en un periódico (secciones, extensión,...), el contexto en el que se presenta la noticia y como se ordena ésta. En la segunda parte analizamos el lenguaje escrito, fotográfico y estadístico, es decir la forma en que se nos presenta la noticia, el estilo narrativo, el uso de comillas, adjetivos, etc. Y en la tercera y última parte del trabajo estudiamos el contenido de las noticias: su procedencia, su falsificación, los temas que tratan, los que son excluidos y los que son sobredimensionados.

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